Linares: Uno de los pueblos más olvidados por las autoridades en Chile

Linares: Uno de los pueblos más olvidados por las autoridades en Chile

La localidad ubicada a 308 kilómetros al sur de la capital, Santiago, sólo tiene un medio de comunicación, una radio comunitaria, la cual colpasó al momento del sismo.



La localidad de Linares, situada a 308 kilómetros al sur de Santiago, es, según sus habitantes, uno de los pueblos olvidados por las autoridades chilenas tras el fuerte terremoto del pasado sábado, que hasta ahora ha dejado 708 muertos y más de dos millones de damnificados.

En Chile, uno de los países más sísmicos del planeta, es habitual que tras los movimientos telúricos las autoridades centrales "se olviden" de los pueblos rurales, especialmente de aquellos situados entre las principales ciudades, y la ayuda generalmente la canalizan hacia las grandes urbes.

"No hay bencina, tampoco petróleo, estamos sin electricidad, sin agua y ni siquiera podemos comunicarnos por internet", dijo a Efe Chervi Hernández, uno de los afectados por el sismo en Linares ya que ha quedado en la calle después de que su casa se derrumbara completamente.

Hernández, que aún recuerda que tuvo que agarrarse a un árbol para poder mantenerse en pie durante el terremoto, relató cómo presenció, al igual que en una película de terror, que las casas que tenía frente él se derrumbaban.

"Veía como la gente salía de éstas un segundo antes de que cayeran, y seguro que más de alguien no alcanzó a escapar", añadió el afectado.

Afirmó que la catedral de la ciudad se resquebrajó por completo y otras dos iglesias, la del Corazón Divino y los Salesianos, resultaron totalmente destruidas.

"Nadie se ha acordado de nosotros" dijo al indicar que después del terremoto, cuya magnitud fue de 8,8 en la escala de Richter, "el plano de la ciudad ya no será el mismo".

Explicó también que, tras derrumbarse uno de los puentes que comunican con esta ciudad, los microbuses tampoco llegan a la localidad, cuyos recursos llegan fundamentalmente de la agricultura.

Afirmó que a casi 48 horas del terremoto, Linares tiene sólo un medio de comunicación, "una radio comunitaria, ya que hasta el diario local quedó sin inmueble".

Durante el terremoto del 3 de marzo de 1985, que destruyó en un 80 por ciento a las ciudades de San Antonio y Melipilla, todo el casco antiguo de la capital chilena y que dejó 177 víctimas fatales y cerca de tres millones de damnificados, ocurrió algo similar.

Pequeños villorrios situados entre ciudad y ciudad y cuyas viviendas resultaron prácticamente destruidas, nunca recibieron ayuda, según denunciaron los mismos afectados en su oportunidad.

Similares situaciones vivieron aquellas aldeas que se levantan cerca de la cordillera de los Andes en la planicie norteña del desierto de Atacama, tras el terremoto del 13 de junio del 2005.

En aquella oportunidad, un terremoto de 7,9 grados en la escala Richter afectó principalmente a la ciudad norteña de Iquique y alrededores, con un saldo de 12 muertos, 200 heridos y miles de damnificados.

Las autoridades central y locales se preocuparon principalmente de ir en ayuda de la ciudad de Iquique, pero a las pequeñas aldeas sólo llegaron a preguntar por su estado los Carabineros de Chile (policía militarizada).

EFE

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